La ciudad fronteriza que fue fundada por migrantes en el siglo XVI vive estos días imágenes inéditas de rechazo a los migrantes centroamericanos. Los antimigrantes no sumaron más de 300, pero en sus consignas mostraron un odio que no se había visto nunca en esa frontera
Imágenes y texto: Javier García
TIJUANA, BAJA CALIFORNIA.- La cita era a las 10 de la mañana del domingo en el Monumento a Cuauhtémoc. Unas 250 personas con banderas de México y cartulinas rojas y verdes empezaron su mañana dominical protestando contra la presencia de migrantes hondureños que llegaron a esta ciudad fronteriza desde el miércoles 14.
Tijuana, una ciudad fundada por migrantes europeos en el siglo XVI, hoy ve algo inédito: personas que se manifiestan en las calles y en las redes sociales en contra de una comunidad centroamericana que padece los estragos de una guerra civil de los 70 y 80, un proceso económico salvaje, un golpe de estado en pleno siglo XXI y una descomposición social desbordada.
Al grito de “migrantes sí, ilegales no”, “fuera lacras”, algunos manifestantes comenzaron a caminar sobre Avenida Niños Héroes; después de cantar el himno nacional, se dirigieron al palacio municipal. Metros antes de llegar, retomaron el camino y se dirigieron al deportivo Benito Juárez, convertido en albergue provisional, con la reticencia de algunos que apelaban en vano a la “no violencia”. Grupos de jóvenes encapuchados se encaminaron a la zona norte de Tijuana.
Según autoridades estatales, hasta las 13 horas de este domingo se contabilizaban 2,526 migrantes en el refugio, donde sigue destacando la cantidad de niños: 338.
Cerca del mediodía, los antimigrantes llegaron a los alrededores de la zona norte; un grupo de policía municipal y antimotines de Tijuana les cortaron el paso.
Llegaron nuevamente las consignas y los gritos con el himno nacional, además de insultos a los policías que resistieron la marcha, entre mentadas y los rayos del sol. Después de tres intentos de pasar la valla, cesaron sus ánimos. Luego hubo discursos improvisados sobre la violencia en Tijuana, la pobreza en México, las pérdidas económicas por culpa de los centroamericanos, la inseguridad rampante y el rechazo al uso de los impuestos del municipio para proteger ilegales.
El griterío parecía más desahogarse por la impotencia de no poder llegar al improvisado albergue. Algunos vecinos miraban asombrados y preguntaban quiénes eran los manifestantes. Desde su cuenta de Twitter, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, volvió a demandar el retorno a los centroamericanos a su casa
The Mayor of Tijuana, Mexico, just stated that “the City is ill-prepared to handle this many migrants, the backlog could last 6 months.” Likewise, the U.S. is ill-prepared for this invasion, and will not stand for it. They are causing crime and big problems in Mexico. Go home!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) 18 de noviembre de 2018
El llamado a una marcha en favor de los migrantes centroamericanos no prosperó. A la glorieta Independencia sólo llegaron 8 activistas. Solitarios, los defensores esperaron que llegara un contingente con migrantes para tener más presencia. No ocurrió.
Mientras el gobernador de Baja California, Francisco Vega, y el alcalde de Tijuana, Juan Manuel Gastélum, han mandado mensajes cruzados sobre el recibimiento de la ciudad a los refugiados, la Policía Federal colocó en la noche mallas de 3 metros en el paso fronterizo de San Ysidro.
¿Welcome to Tijuana? from Periodistas de a pie on Vimeo.
Fue domingo de marcha antimigrante, desordenada y contradictoria. El ambiente en Tijuana se carga de tensión y olvido al pasado de una ciudad que no se entiende sin la migración
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