El 12 de junio, Donald Trump anunció redadas para detener a más de 2 mil personas sin documentos en Estados Unidos. A pesar de la estridencia del mandatario, el operativo dejó 35 detenciones en todo el territorio estadounidense, sólo 1.75 por ciento de los casos anunciados, pero alertó a defensores de los derechos de migrantes, por las graves consecuencias que acarrean los ataques del discurso del republicano contra esta población.
“El lenguaje extremista de Donald Trump nos va a llevar a masacres y genocidios en Estados Unidos si no detenemos esta política fascista. Desde que él decidió atacar a los migrantes indocumentados lo vimos con preocupación porque políticamente es muy poderoso. Y lo sabemos porque no es la primera vez que esto pasa en la historia universal. Hemos visto que el miedo del otro motiva un movimiento de la derecha de rechazo y finalmente llegar al terrorismo equiparado con Hitler, Mussolini y otros abiertos fascistas”, advierte el activista Ted Lewis.
Lewis, director de la organización no gubernamental Global Exchange, ubicada en San Francisco, una de las ciudades santuario para migrantes desde la década de los 80, descarta que pueda haber una redada masiva, pero advierte que el anuncio de Trump generó miedo y confusión, en un país que depende en buena medida de las personas que llegaron de fuera, ya sea con documentos o sin ellos.
Por esa condición, señala, sería imposible una expulsión masiva de los trabajadores. Lo que buscan los dueños del dinero, agrega, es un sistema que por un lado reprima al migrante pero deje una “ventanita” para que entren a trabajar.
“Se genera incertidumbre laboral y un salario por debajo del mínimo, porque los trabajadores indocumentados no demandan mejores condiciones laborales. Lo que estamos viendo es que Trump quiere dos cosas: migrantes para trabajar, pero que trabajen con miedo”.
Las oficinas de Global Exchange están en el tercer piso del edificio histórico de La Misión, conocido también como la catedral de los derechos de los trabajadores. A la entrada, se aprecian murales que simbolizan las distintas luchas de los trabajadores en San Francisco.
-¿Qué pasaría si se diera una deportación masiva en California?
-El 1 de mayo de 2006 hubo una manifestación masiva, cientos de miles de trabajadores indocumentados en California salieron a las calles a protestar. Ese día fue un caos, se cerró el estado por completo. Creo que ese presagio aún no llega, pero no es necesario que llegue para detener esta política de exterminio.
Lewis dice que esa huelga de 2006 demostró cómo los migrantes indocumentados sostienen la economía de California: “Se presume que 9 de cada 10 trabajadores que laboran en los campos agrícolas son indocumentados, mientras que en servicios secundarios -hoteles y restaurantes-, 7 de cada 10 tienen el mismo estatus migratorio; este análisis llevó a los congresistas de California a legislar para declarar a California como estado santuario”.
Lewis y Global Exchange no sólo se enfocan en trabajadores migrantes, sino que también impulsan campañas de solidaridad con los trabajadores del mundo, sobre todo a aquellos migrantes que han sido desplazados de sus lugares de origen, por la violencia estructural que genera el Tratado de Libre Comercio y otros acuerdos comerciales con los países en desarrollo.
Lewis explica que su organización busca conectar también a los trabajadores con los consumidores de la mercancía que se produce en condiciones deplorables.
“En importante que los consumidores conozcan el proceso de manufactureo con el fin de que se unan al boicot en contra de las distintas empresas que esclavizan a los jornaleros, cocineros, meseros, obreros, pero que además usa la mano barata de los niños y mujeres”.
Ted cita como ejemplo el caso de la huelga en contra de la uva que impulsó César Chávez en los años 80, experiencia que se tendría que replicar para detener la esclavitud moderna.
“Es necesario explicar a los consumidores de zapatos Nike cómo se fabrican en Asia, empleando a niños en la manufactura de los tenis, a pesar de la edad todos los días están en contacto con químicos altamente tóxicos”.
Para los trabajadores mexicanos indocumentados el principal desafío es reforzar el movimiento promigrante, además de cuidar que no se modifiquen los códigos de conductas de policías locales hacia ellos.
“A diferencia de otras organizaciones, Global Exchange trata de atender el problema desde la raíz. Porque el desplazamiento forzado es producto de la economía global, más allá de la frontera, es necesario voltear a ver cómo el Tratado de Libre Comercio afecta a los trabajadores en los distintos países. Para nosotros fue muy obvio que el TLC y los siguientes tratados con Centroamérica tuvieron el efecto neto de desalojar a la gente en sus países de origen y ponerlos en condiciones vulnerables”, afirma.
Ted Lewis, abierto promotor de la campaña del senador Bernie Sanders en 2015, cuestiona la política migratoria de la Casa Blanca y recuerda que la postura hostil no inició con el actual presidente “Desde el mediado de 1995 empezó la construcción del muro en la región de San Diego por ser la ruta más utilizada por los migrantes, con esto subió el número de muertos en sus intentos por cruzar a Estados Unidos. Lo cierto es que la política global lo que ha hecho es ignorar los efectos de la política económica transnacional para cerrar fronteras. Esto no es nuevo”, remata.