Este 2016 la población latina puede alcanzar la cifra más alta de votante en la historia electoral norteamericana, sin embargo, es el grupo poblacional con menor asistencia a las urnas. Las organizaciones de inmigrantes se han encomendado una tarea: convencer al latino de salir a votar en los comicios presidenciales del 8 de noviembre.
Texto: Daniela Rea y Mónica González
Fotografía y video: Mónica González
A las 3 de la mañana Juliana y Omar, una señora colombiana y un joven mexicano, pasan el tiempo en el aeropuerto de New Jersey. No hay pasajeros y ellos, como responsables de atención al cliente, buscan de qué charlar.
Omar, hijo de padres michoacanos, quien llegó a Estados Unidos hace 11 años, cuando tenía apenas 5 de edad, suele ser un tipo callado, pero ahora que hablan de las elecciones es el primero en tomar la palabra.
-Para nosotros Sanders tiene muy buenas ideas, como quitar taxes y donarlos para la escuela y la salud. No entiendo cómo a los de aquí eso no les puede gustar porque les parece mal.
-Es que sienten que les quitan su libertad de elegir, como que el gobierno ahora va a decidir por ellos. Yo por eso apoyo a Clinton, porque ella dice que será más fácil para nosotros obtener la ciudadanía.
Omar no cede y trata de convencerla:
-Los taxes que te quitan, Sanders propone usarlos para que tus hijos tengan escuela, tengan salud.
-Ah, esa es una buena idea, no que nos quiten los taxes para que la gente de las cárceles estén ahí sentadas haciendo ejercicio y mirando televisión… bueno, de todos modos ni tu ni yo podemos votar, somos residentes.
-Hay que salir a votar Juliana, dile a tu familia, a tus hijos con ciudadanía que se registren para el voto-, insiste Omar.
La batalla: convencerlos de ir a las urnas.
Pese a no tener ciudadanía ni ser elegible para votar, Omar no cede en su batalla: tratar de convencer al mayor número de inmigrantes latinos que salgan a votar y, en su opinión, que lo hagan por Sanders.
El llamado al voto de la comunidad latina se ha convertido en la estrategia de varias organizaciones de inmigrantes para convencer a los 27.3 millones de votantes latinos de este proceso electoral 2016, la cantidad más alta de la historia.
“Los votantes latinos deben darse cuenta de la importancia de su voto, por eso estamos haciendo un llamado a que salgan a las calles a votar”, dice Gonzalo Mercado, un chileno que llegó a Estados Unidos hace 16 años y forma parte del Centro Comunitario de Trabajadores de Staten Island y de la Red Nacional de Jornaleros y Jornaleras.
Él no tiene posibilidades de votar.
“En estos momentos hay un gran ataque a la comunidad latina, no sólo por racismo, sino afectada por la inequidad en Estados Unidos, inmigración, educación, servicios sociales, es muy importante que la comunidad latina haga valer su voto. No solo ejercer el voto, sino promover también el voto y en esto están involucrados indocumentados y gente con derecho a votar. Nuestro tema es más acerca de poder levantar la voz, especialmente a gente que no puede votar, pero que pueda promover el voto”.
Datos del Pew Spanic Center proyectan que la población latina puede alcanzar el 11.9 por ciento del total de los votantes elegibles, sin embargo son los que menos votan, con apenas un 44 por ciento del total, por debajo de la población asiática, afroamericana y blanca.
Antonia Álvarez, es una mexicana nacida en la ciudad de México que desde hace 15 años vive en Estados Unidos, es integrante de la Asamblea de Derechos Civiles de Minessota, una organización que busca evitar que más familias migrantes sean separadas por las deportaciones.
Ella, desde su experiencia, explica por qué cree que los latinos son el grupo racial que menos interés tiene en acudir a las urnas.
“Muchos de nosotros tenemos hijos nacidos en Estados Unidos y están siendo parte del grupo más alto en la historia de ciudadanos de ascendencia latina con posibilidades de votar, pero aquí muchos hijos son apolitizados como sus papás y se abstienen el voto y eso les da el tiro a sus padres, porque no les da la libertad, porque allá en México de nada sirve votar y aquí no quieren votar”.
Esta mujer pequeñita, de piel blanca y cara dulce, de carácter fuerte y discurso elocuente, da la batalla.
“Me motiva decirles a los jóvenes: ¡salgan a votar!, no dejen que sigan violando los derechos humanos de sus padres. ¡Salgan a votar!. Muchos de nuestros familiares viven en México y Centroamérica, la manera de hacer un llamado a ellos es que no se callen, que se sigan organizando. Nosotros ya cruzamos ese río Bravo”.
Por lo pronto, el gobierno de Barack Obama empezó desde el año pasado una campaña para motivar a los latinos que pueden a adoptar la nacionalidad estadunidense, y por supuesto que acudan a las urnas.
Los mexicanos son el objetivo más apetitoso, y para convencerlos designó embajador a una leyenda: el pitcher Fernando “El Toro” Valenzuela.
El factor de Trump.-
Por parte de la comunidad latina el rechazo al candidato Donald Trump es generalizado: sólo un 16 por ciento del voto latino, según una encuesta publicada por el sitio de Univisión en febrero pasado, apoya al republicano para llegar a la Casa Blanca.
Gonzalo Mercado es cauto y pide calmar los ánimos:
“Aunque la mayoría de los latinos estamos en contra de los planteamientos de Donald Trump, vas a encontrar latinos que lo apoyan, que pueden y quieren votar por él. Hay que tener cuidado con pensar que el voto latino se va a un solo lado, como el demócrata. Hay latinos muy conservadores que son antiinmigrantes. No hay que generalizar, la comunidad latina es muy diversa, proviene de muchos países, hay latinos de primera, segunda o tercera generación, hay latinos más instalados en Estados Unidos que creen que los recién llegados pueden afectar sus intereses”.
Antonia Álvarez, por su parte, no ve en Trump el riesgo para los latinos, sino en Hilary Clinton.
“Me cae mal ese payaso, es una marioneta de las corporaciones, pero la que me preocupa es Clinton”. Antonia explica que su preocupación es porque “ella tiene el apoyo de corporaciones dedicadas a los centros de detención de migrantes”.
“Trump nos está haciendo un favor, está sacando del closet a todos los antimigrantes, a todos los racistas que estaban dentro del clóset. Ahora mismo sabemos contra quien peleamos, ahora mismo conocemos nuestro enemigo, pero realmente el peligro grande es Hilary Clinton. Si ella llega a ganar elecciones no sé el destino de muchas familias, si vamos a llegar a ver esa libertad o nos va a tomar más tiempo”, dice Antonia.
Ella y un grupo numeroso de inmigrantes mexicanos provenientes de Minessota están al pie del monumento a Martin Luther King, en Washington, en una movilización por los derechos de los migrantes.
“A la gente la traían a Estados Unidos con una bola y cadenas, este sistema se ha sofisticado de tal manera que no hay cadenas físicas, pero hay malas leyes de esta nación a nivel mundial y esta es la razón por la que la gente sigue migrando desde Centroamérica, Asia, de todas partes. Vienen a Estados Unidos a cobrar el cheque, ese cheque sin fondos que dejan en nuestros países con sus tratados de libre comercio, explotando la tierra, robándonos la tierra, quitándoles sus tierras, su patrimonio”.
Juan Camarena, un puertorriqueño de Latino Justices, considera que los latinos apoyarán en su mayoría a los demócratas, pero él recomienda el voto útil.
“Clinton esta hablando de la guerra contra las drogas y de migración. Sanders de derechos y garantías sociales. Nosotros apoyaremos al que tenga posibilidades de ganar”.
Los milennials luchan por sus padres
Karen Mazario es una adolescente nacida en Minessota de padres mexicanos. Diariamente la persigue la sombra del riesgo de deportación de sus padres.
“Es muy triste, veo a mis padres trabajando todos los días para ganar una miseria, tengo miedo, todos los días porque a veces pienso que si regreso no van a estar mis padres, se los van a llevar, que un día le tendré que decir a mis hermanas que mis papas no están aquí, que te tendrás que ir al sistema y a vivir con otra familia. Mis padres son buenos, no roban, no hacen droga, pero sufren, pero es algo muy feo porque aunque tengo la ciudadanía no tengo privilegios, no puedo tener beca porque mis papás no tienen el numero de seguridad social”.
Ella forma parte del grupo de migrantes reunidos con Antonia en la Asamblea de Derechos Civiles de Minessota. Aunque no está en posibilidades de votar, sabe que en el proceso siguiente su voto será definitivo.
“Somos los jóvenes los que estamos apoyando nuevas formas de hacer política”.
Su padre, Julio Mazario, originario de Coatzacoalcos, llegó hace 17 años y logró un título de Chef.
“Es triste vivir en la sombra porque me han ofrecido otros trabajos mejor pagados pero no puedo viajar a irme a aventurar porque en todas las compañías exigen el numero de la seguridad social y no lo tengo, y he luchado y estoy luchando para tener un mejor futuro”.
“Es difícil porque el señor Trump nos quiere mandar a todos para afuera, pero entonces si él hace eso quien va a venir a hacer el trabajo que nosotros hacemos? Necesitamos a nuestro personal para trabajar, quien va a cortar pasto, ordeñar vacas, quien va a servir de comer? Nadie quiere hacer el trabajo”.
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