Cada vez más vulnerables. Así es la nueva vida para miles de migrantes que ingresan a México sin documentos. El intento gubernamental de cortar su paso sólo los ha expuesto a más peligros, como el uso recurrente de identificaciones mexicanas falsas. Las bandas de traficantes aprovechan la desesperación de los migrantes y les venden credenciales apócrifas, que en muchos casos sólo los arriesgan a purgar una sentencia por violar las leyes.
Por Magaly Herrera
Foto portada: Leonardo Herrera.
Jairo Javier Cruz, un veinteañero nacido en Puerto Cortés, Honduras, pide monedas en los cruceros de Apizaco, Tlaxcala, que servirán para mitigar su hambre, comprar un documento que le acredite como mexicano y pagar las cuotas de su viaje hacia los Estados Unidos.
Un acta de nacimiento falsa, o una credencial de elector mexicana cuestan 300 pesos, le dijo un “pollero” en Tierra Blanca, Veracruz, quien también se atrevió a ofrecerle más: comprar una nueva identidad, abandonar “La Bestia”, el tren en el que los migrantes transitan de manera clandestina en busca del “sueño americano”, y viajar seguro en autobús hasta Nogales, en la frontera norte de México.
“Parece fácil. Voy a buscar ahorro y ver qué pasa”, aseguró.
Johan, otro hondureño de 17 años, también recibió una oferta para conseguir documentos falsos. En el Estado de México, unos polleros se lo ofrecieron a “buen precio”, pero no tenia dinero. Johan llegó hasta Guadalajara en agosto de 2014, donde fue aprehendido y deportado por autoridades migratorias
“No quiero deportación. Si me agarran otra vez voy a enseñar mi papel de mexicano (el cual aún no tiene), pero no regreso a Honduras”, advierte Johan mientras limpia las heridas que los moscos le provocaron durante el viaje que le condujo a un albergue de Apizaco.
Johan dejó su natal San Pedro Sula en Honduras el primer día de enero de 2015, a unas horas de haber velado a un tío, asesinado en plena fiesta de año nuevo.
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La venta de actas de nacimiento y credenciales de elector mexicanas, falsas o apócrifas, a migrantes centroamericanos es una “actividad reciente” en la ruta migratoria hacia Estados Unidos, afirmó Irazú Gómez, responsable del Programa de Asuntos Migratorios del Instituto de Derechos Humanos Ignacio Ellacuría, S.J. de la Universidad Iberoamericana.
Los migrantes utilizan el documento mexicano para conseguir un tránsito más seguro por México, “coyunturalmente ellos vienen desde Chiapas o Guatemala ya con documentos falsos porque entran con redes de tráfico para personas”, explicó en entrevista.
“La movilidad ilegal a través documentos falsos corresponde a un perfil del migrante que viene en una red de tráfico que tiene costos elevados porque están dando más elementos para pasarte de un modo que te agrega el valor de seguridad”.
El gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle, ha criminalizado a los migrantes acusando que con actos de corrupción obtienen actas de nacimiento de manera ilegal.
“La más grave de ellas, desde el punto de vista de seguridad, es que se estaban -ciudadanos centroamericanos en algunas ocasiones con antecedentes delictivos- convirtiéndose, a través de un acta de nacimiento, en mexicanos y estas actas de nacimiento se adquirían en las juntas auxiliares y se hacia mediante actos de corrupción”, dijo en julio del 2014.
Sin embargo, la venta de documentos falsos, dice el padre Gustavo Zárate, coordinador de la Pastoral de Migrantes en la Arquidiócesis de Puebla, proviene de grupos delictivos que operan en todo el país coludidos con las propias autoridades.
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Contrario a los dichos del gobernador de la entidad, los datos oficiales no reflejan un uso constante de documentos falsos por parte de los migrantes.
A través de una solicitud de información (Folio: 00466314), la Procuraduría General de Justicia de Puebla (PGJ) informó que de enero de 2013 a noviembre de 2014 no existe ningún extranjero acusado del delito de falsificación de documentos.
Datos proporcionados por la Procuraduría General de la República (PGR) a través de una solicitud de información (Oficio: SJAI/DGAJ/11804) señalan que Puebla fue el sexto estado (131) con el mayor número de denuncias por el delito de falsificación de documentos (del 1 de enero de 2013 al 31 de octubre de 2014), superado por el Distrito Federal (3192) Jalisco (367), Estado de México (355), Baja California Norte (315).
El Instituto Nacional de Migración (INM) informó por medio de la solicitud de información (Número: 0411100088114) que en los últimos 15 años, solo 62 emigrantes de Centroamérica que han asegurado en 11 de las 23 estaciones migratorias del país han sido remitidos a las autoridades judiciales por posesión de documentos mexicanos falsos. El mayor número de casos lo registra Tlaxcala (24), seguido de Morelos (17) y Tabasco (8). En Puebla no se registra ni un solo caso.
De los migrantes centroamericanos que viajan hacia Estados Unidos y llegan a Puebla, sólo el 20 por ciento lo hace a través del tren, el otro 80 por ciento se traslada en autobuses “pirata”, en camionetas particulares y en vagonetas de turismo.
“La inseguridad los bajó del tren y los expuso a nuevos peligros, por ejemplo: ser aprehendidos por llevar documentos falsos. Eso es un delito en México”, añade el sacerdote Gustavo Zárate.
Además de quedar expuestos a riesgos legales, por portar documentos falsos, en la alternativa de ruta migratoria los centroamericanos están expuestos a ser reclutados por el crimen organizado.
La distribución estratégica de carreteras y brechas rurales ha facilitado el tráfico de centroamericanos indocumentados que son reclutados por el narcotráfico. Algunos siguen y otros se quedan en los municipios, de acuerdo con el sacerdote.
“La queja me la dan los mismos presidentes municipales: ‘o cooperamos, o cuello; si denunciamos se van con nuestra familia’. El narco tiene el control de más del 80 por ciento de los municipios poblanos y eso facilita el tránsito invisible de los migrantes”.
El padre Gustavo Zárate indicó que el secuestro de migrantes que provienen de Centroamérica, así como su explotación en los cruceros donde piden dinero, son prácticas propias del crimen organizado que en Puebla —sentencia— goza de impunidad, por eso ahora es más visible.
Según el diagnóstico elaborado por el Instituto Ignacio Ellacuría, Puebla se incorporó a la ruta migratoria desde el 2009 y parecía invisible: los migrantes que viajaban en tren comenzaron a bajar sobre la vía que pasa atrás del mercado Hidalgo, en la periferia de la ciudad; pero el fenómeno ganó visibilidad en el 2013 con un “oleaje” de centroamericanos en los principales cruceros de la zona urbana para pedir dinero.
Según sus propios sondeos , los migrantes llegaron a Puebla para ganar dinero, sobrevivir y repensar su proyecto migratorio. Sin embargo, en los últimos dos años Puebla paso de ser ruta de tránsito a segundo destino: “tenían claro no regresar: ‘ya no sigo, pero tampoco regreso’. Y la mendicidad se convirtió en una alternativa de vida”.
En la actualidad Puebla es una central de migración, el punto de partida hacia todo el sureste y el distribuidor de todas las rutas hacia el norte de México. En la estación de Lechería, Estado de México, salen todos los trenes para el norte, pero en Puebla confluye todo el tránsito de carreteras, afirma el coordinador de albergues para migrantes La Asunción, el padre Gustavo Zárate.
Puebla, además, se ha convertido en un punto de estancia prolongada o permanente: hay zonas del estado donde los migrantes centroamericanos son aceptados como trabajadores, campesinos y se casan con mexicanas, dice.
“Se están quedando no porque así soñaron, sino porque la pesadilla mexicana les hizo desilusionarse del sueño americano”.
En el 2006, una encuesta sobre Migración de la Frontera Sur del Centro de Estudios del Instituto Nacional de Migración (INM) registró que del total de indocumentados que cruzan de Guatemala a México, un 87.57 por ciento busca ir a Estados Unidos y sólo el 16.42 por ciento tiene como objetivo radicar en nuestro país. Probablemente esas cifras se encuentren en cambio.
De acuerdo con sus estadísticas, en los siete albergues que hay en la ciudad de Puebla, de cada mil migrantes que llegan 910 son hondureños, 50 salvadoreños y el resto de otros países.
El Instituto Ellacuría y el párroco coincidieron en que cuando alrededor de 40 cruceros de la ciudad de Puebla fueron “tomados” por migrantes dedicados a la mendicidad, el gobierno estatal tomó medidas, y de forma coyuntural criminalizó la figura del “centroamericano”.
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El presidente del Consejo Ciudadano de Seguridad y Justicia de Puebla, Andrea Ambrogi, señala que la criminalidad de centroamericanos en Puebla a la que alude el gobernador Rafael Moreno Valle es sólo un asunto de percepción.
“Nosotros vemos una preocupación latente de la ciudadanía de ver cada vez más migrantes en las calles pidiendo apoyo, la gente supone que se involucran en actividades delictivas, pero tampoco tenemos ningún reporte de que así sea”.
Ambrogi recuerda que en el 2014, durante una reunión con funcionarios del gabinete de seguridad estatal —a la que él también fue invitado— se les explicó —sin documentar un solo caso— que las juntas auxiliares hacían uso indebido de su facultad y generaban identidades falsas a migrantes, aunque no necesariamente a centroamericanos, sino también a gente de Asia.
Sin embargo, afirma Ambrogi, hasta hoy no tiene documentado un solo caso donde los migrantes centroamericanos se involucren en actos delictivos durante su tránsito hacia los Estados Unidos. Al contrario, dice, las cifras de distintas instituciones mexicanas revelan una serie de extorsiones hacia ellos.
Jairo y Johan pretenden subir en el próximo tren cuando junten 300 pesos, el dinero exacto para comprar un documento falso en la estación de Lechería, sin importarles que esa cantidad resulte difícil de conseguir en los cruceros.
Jairo está seguro que ningún sacrificio es suficiente si llega al “norte”, y ni siquiera el temor a ser de deportado lo desanima a intentarlo porque tanto él como su destino —sentencia— están en manos de Dios.
(Investigación apoyada por Conecctas, Plataforma Periodística para las Américas).
Se autoriza su reproducción siempre y cuando se cite claramente al autor y la siguiente frase: “Este trabajo forma parte del proyecto En el Camino, realizado por la Red de Periodistas de a Pie con el apoyo de Open Society Foundations. Conoce más del proyecto aquí: enelcamino.periodistasdeapie.org.mx”