“¡Que abran las puertas del humanitarismo!”


febrero 9, 2020

Frente a las expresiones de xenofobia que se han visto en el país a partir de las caravanas de migrantes centroamericanos, no solo es necesario entender y dimensionar el origen de estas migraciones. También es necesario exigir al gobierno de México que recupere la vocación humanitaria que caracterizó a México durante el siglo pasado 

Por: Andro Aguilar

“¡Que abran las puertas del humanitarismo!”

Frente a las expresiones de xenofobia que se han visto en el país a partir de las caravanas de migrantes centroamericanos, no solo es necesario entender y dimensionar el origen de estas migraciones. También es necesario exigir al gobierno de México que recupere la vocación humanitaria que caracterizó a México durante el siglo pasado 

Por: Andro Aguilar


Frente a las expresiones de xenofobia que se han visto en el país a partir de las caravanas de migrantes centroamericanos, no solo es necesario entender y dimensionar el origen de estas migraciones. También es necesario exigir al gobierno de México que recupere la vocación humanitaria que caracterizó a México durante el siglo pasado 

Texto: Arturo Contreras Camero

Fotos: Especial

Para entender y relatar las migraciones masivas que estamos viendo en el mundo, primero tenemos que desprendernos de muchos clichés que hay alrededor de la migración, como que el ser humano es nómada por naturaleza. O que el dolor genera empatía.

“El dolor genera miedo y distancia”, sostiene la investigadora Leticia Calderón.

Ella fue una delas participantes del Segundo Foro de Cultura y Migración, que durante tres días reunió en la Ciudad de México a acadèmicos, periodistas y escritores multidisciplinarios para reflexionar sobre los retos que implican las migraciones masivas globales de este siglo.

De la amplia variedad de temas que cruzan estas migraciones, destacan los brotes de xenofobia que se han expresado en México, como reflejo profundo del desconocimiento de los contextos que originan la migración. 

La escritora Sandra Lorenzano, convocante del foro, concluyó la jornada convencida de que es urgente exigir al gobierno de México que recupere la vocación humanitaria que caracterizó a México durante el siglo pasado,

“Hay que exigir a los responsables de la política nacional que abran las puertas del humanitarismo y recuperen esa gran tradición de hospitalidad que caracterizaba a México”, dijo Lorenzano. 

“¿Por qué ya no somos hospitalarios?”, cuestionó la escritora. “Porque los centroamericanos se nos parecen, porque son prietos y pobres como nosotros. En lugar de recibir a la gente como nosotros, pobres y explotados, los rechazamos y le cerramos las puertas”. 

Ponerle el apellido: migración forzada

La investigadora del Instituto Mora y coordinadora de migrantólogos Leticia Calderón Chelius, sube los niveles del análisis y advierte: hay que tener cuidado con las palabras que usamos para hablar de la migración, incluso de xenofobia.

No es odio a las personas por su nacionalidad, sostiene. La gente de Chiapas no los guatemaltecos, al contrario, hay rutas históricas de comercio y una cultura común. Lo que tiene es un miedo legítimo a que los que vienen migrando le quiten su empleo, lo roben o lo dejen más pobre de lo que ya es.

Para atender las reacciones en contra del paso de los migrantes, insiste, se necesitan dos cosas: entender que la migración es un asunto de dos partes, es decir, que “uno no es extranjero si no hay otro que sea un nacional”, y desprendernos de muchos clichés sobre el tema.

Uno de ellos es que que el ser humano es nómada por naturaleza. “Sí la gente en cuanto puede se va, pero para establecerse en un lugar donde puede vivir”, explica Calderón Chelius, al destacar que 9 de cada 10 personas en México nunca han salido del país.

Otro mito es que el dolor genera empatía. “El dolor genera miedo y distancia”. 

El reto es contar las historias de migración a partir de un eje de derechos.

“A usted puede no gustarle la migración. Lo que no puede hacer, es excluirlos o apedrearlos, puedes no poder cooperar, pero no tiene que apedrear”. 

 

México decidió acabar con las caravanas

Sobre las caravanas de migrantes, que desde hace un año y medio han cruzado el país de sur a norte, Calderón Chelius piensa que difícilmente vayan a ser una nueva forma de hacer el viaje que perdure. 

“Tal vez la primera sí, pero las de ahora menos”.

Las primeras caravanas aprovecharon el cambio de poder presidencial en México que prometía un cambio en el trato a los migrantes. Sin embargo, a los pocos meses, toparon con el muro de políticas antimigratorias que desplegó el Gobierno de México ante las presiones comerciales de Estados Unidos. 

“Hay una relación asimétrica muy jodida con Estados Unidos, en la que el gobierno mexicano sacrifica esta parte (a los migrantes) y decide tener menos problemas con Estados Unidos. Y de ahí, obviamente lo que hicieron, que acabaron con las caravanas”, dice. 

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Andro Aguilar