Migrantes sobrevivieron cosiendo cubrebocas… hasta contagiarse de covid


julio 19, 2020

Cuando el restaurante Terroni, en Los Ángeles, quebró por la pandemia de la covid-19, medio centenar de sus empleados se refugió en la costura de cubrebocas. En esa maquila se infectaron del virus que les quitó el trabajo. Desde ese día el sabor italiano se esfumó en el centro de Los Ángeles, California

Por: Kau Sirenio Pioquinto

Migrantes sobrevivieron cosiendo cubrebocas… hasta contagiarse de covid

Cuando el restaurante Terroni, en Los Ángeles, quebró por la pandemia de la covid-19, medio centenar de sus empleados se refugió en la costura de cubrebocas. En esa maquila se infectaron del virus que les quitó el trabajo. Desde ese día el sabor italiano se esfumó en el centro de Los Ángeles, California

Por: Kau Sirenio Pioquinto


Cuando el restaurante Terroni, en Los Ángeles, quebró por la pandemia de la covid-19, medio centenar de sus empleados se refugió en la costura de cubrebocas. En esa maquila se infectaron del virus que les quitó el trabajo. Desde ese día el sabor italiano se esfumó en el centro de Los Ángeles, California

Texto: Kau Sirenio

Fotos:

CIUDAD DE MÉXICO Y LOS ÁNGELES.- En Terroni llegaban los lavaplatos, los meseros que sumaban unas 15 personas, aparte otros 15 de la barra. En total trabajaban sesenta personas que rolaban turnos todos los días.  

“Nos avisaron que el restaurante va a cerrar porque se declaró en bancarrota; sabíamos que estaba batallando por mantenerse activo. El dueño les dijo a los trabajadores que quería mantener abierto El Terroni, para que los empleados trabajaran, pero dependían de que la pandemia bajara. Esto no se logró y cerraron”, cuenta Luis López Reséndiz. 

El restaurante italiano era famoso por su sazón del sur de Italia, que los migrantes mexicanos y guatemaltecos cocinaban todos los días. Además, en los pasillos y en la cocina los trabajadores hablaban sus lenguas maternas: de la sierra norte de Oaxaca y la Costa de Guerrero. 

De los dos que eran lavaplatos, uno es zapoteco de Yalalag y el otro habla ñhañhu (otomí) de Querétaro, además del maya quiché. Al quedarse sin trabajo se fueron a emplearse en una costurera que confecciona mascarillas.

En entrevista con Pie de Página, Luis López narra lo complicado que se ha vuelto todo en la ciudad de Los Ángeles: 

“Lo que está pasando actualmente en la ciudad, donde muchos restaurantes están cerrando, los afectados son los paisas, porque no tienen trabajo ni ayuda para resistir a la pandemia”. 

Desde el 15 de marzo, en Los Ángeles los negocios cerraron; mientras que sus trabajadores se quedaron sin ingreso para pagar la renta, comprar comida y servicio médico. Ante esta crisis económica que viven los migrantes latinos, varias organizaciones sociales empezaron a gestionar recursos con fundaciones sin fines de lucro, para ayudar a los miles de desempleados. 

Los Ángeles: no más sueño americano

“Con los que hablé, los noté desesperados, frustrados. Porque ellos llegaron a esta ciudad con el sueño de enviar dólares a México, pero justo en este año nos enfrentamos a un problema mundial de salud”, dice López Reséndiz. 

A pesar de la contingencia, en Los Ángeles el tránsito de personas no se detuvo; y tampoco hubo cuidado: 

“La gente no usa mascarillas, ni gel antibacterial; por eso vino el rebrote y aumentó el número de contagiados; fue mucha irresponsabilidad. El problema es que, ahora, los más afectados son los migrantes que se quedaron sin trabajo y enfermos”, reprocha Luis López.  

La alerta sanitaria en California se dio luego del rebrote de contagios. Hasta ahora, las maquiladoras son las más afectadas, debido a que no se tomaron los controles necesarios antes de regresar a las actividades. Luis dice que están en la frontera del semáforo anaranjado y el rojo. 

Después de que los restaurantes cerraron a los trabajadores no les quedó de otra que ir a trabajar a la costura, donde ahora ganan un salarios por debajo del mínimo establecido en California. 

Coser un cubrebocas por 40 centavos

“Un compa zapoteco zapotecos me dijo que le están pagando dos centavos de dólar por mascara, antes les pagaban 40 centavos, pero ahora están dividiendo el trabajo que le ponen a una mascarilla entre varias personas; entonces eso hace que se les pague menos y tiene que ser un buen de mascarillas para poder ganar un mínimo de 50 dólares por día, para ganar 40 o 50 dólares tienen que cocer entre 800 y 900 mascarilla” dice Luis López 

A partir de que los migrantes se quedaron sin empleo, la organización comunitaria como Comunidades Indígenas en Liderazgo (Cielo) se organizaron para apoyar con el reparto de dinero a los migrantes indígenas indocumentados que sobreviven entre las barreras de su lengua materna y la frontera de sus países de origen. 

“Para nosotros como Cielo significan mucho los migrantes indígenas. El chef de Terroni fue muy solidario; siempre estuvo en contacto con nosotros para poder hacer enlace con todos los trabajadores. Él nos dio la información de muchos que de los que yo no tenía conocimiento que no tenia de como localizarlos y es así como pudimos organizarnos”, cuenta López Reséndiz  



Kau Sirenio Pioquinto