Los trabajadores en Immokalee, Florida, acostumbrados a luchar por sus derechos laborales durante décadas, enfrentan organizados la invisibilidad ante la pandemia de covid en los campos agrícolas y la indiferencia de gubernamental. “Las autoridades de este país quieren que seamos invisibles”
Texto y foto: Kau Sirenio
El movimiento laboral en los campos agrícolas lo construyeron los jornaleros mexicanos y guatemaltecos en Immokalee, Florida. Durante años los caminaron en la costa Atlántico para demandar salario justo y cese al acoso sexual en los surcos. Juntos tuvieron éxito en su demanda, pero están perdiendo la batalla contra la covid 19, porque cada vez son más invisibles en las esferas de los gobiernos estadounidense, mexicano y guatemalteco.
“De los fallecidos ninguno es de Immokalee, según el departamento de Salud del condado de Collier. No es raro que esto suceda, porque el gobierno de Florida nos ha hecho invisibles. En su data institucional vemos que no hay información confiable. No sabemos cuántas personas de Immokalee han fallecido. Un reporte externo del gobierno que salió el mes pasado indica que el 33 por ciento de los enfermos hospitalizados en Naples son de Immokalee. ¿Cuántos muertos hay en Immokalee?, no lo sabemos”, cuestiona uno de los coordinadores de la Coalición de Trabajadores de Immokalee, Gerardo Reyes Chávez.
En entrevista, el también locutor de radio Conciencia habla de los trabajos que la Coalición impulsa para hacer frente a la covid 19, además de visibilizar a los enfermos y fallecidos en el condado de Collier. El activista dice que gracias al apoyo de Médicos Sin Fronteras y otra organización de salud los trabajadores pudieron hacerse pruebas de covid.
“Para hacer frente a diferentes situaciones de emergencia, nos organizarnos, porque del gobierno nunca va a llegar el apoyo. Así lo hicimos cuando pasaron dos huracanes en Immokalee. Ahora lo hacemos con la covid. Antes del primer caso en Immokalee, pedimos que se construyera espacio para tratamiento a personas con síntomas grave, y espacio de aislamiento donde la gente permaneciera durante la cuarentena”.
Nacido en la capital de Zacatecas, Gerardo Reyes Chávez llegó a Immokalee hace 20 años como jornalero en el corte de naranja y tomate. Se involucró en el activismo de la Coalición de Trabajadores de Immokalee cuando los obreros de la industria agrícola se movilizaron en una jornada de protesta en contra de las trasnacionales de comida rápida.
El jornalero mexicano relata que entre marzo y abril la Coalición de Trabajadores de Immokalee organizó una campaña con organizaciones afines para que enviaran cartas a los comisionados de la mesa directiva del condado de Collier y al gobernador de Florida. Demandaron atención a los trabajadores ante la contingencia por la covid 19.
“La enfermedad se riega muy rápido y se riega más en comunidades vulnerables”, advierte.
“La comunidad es parte de la pobreza, pero tienen que trabajar porque su actividad es esencial, aunque el salario no les permite ahorrar para lo básico como es la salud. La gente vive al día, para llegar al trabajo viajan en autobuses de 30 a 40 personas. Viven hacinados porque no le alcanza para la renta. Estos factores hacen que nuestra comunidad sea bastante vulnerable en comparación a otras comunidades en el país”.
Immokalee se ubica al suroeste de Florida, su economía se basa en la industria agrícola, aquí se están la mayoría de las compañías productoras de tomate y naranja. En 1995 los trabajadores se organizaron para demandar salario justo. En ese entonces una compañía pagaba por la cubeta de tomate entre 40 y 45 centavos y el salario mínimo apenas llegaba a 4.75 la hora.
Los jornaleros de Immokalee al igual que los trabajadores considerados esenciales en Estados Unidos viven en condiciones paupérrimas. Forman parte de la cadena alimenticia pero sus ingresos son para pasar el día. Además, los brotes de covid se han registrado en las maquilas de costuras de Los Ángeles, California; en las empacadoras de carne Tyson, en Springdale, Arkansas; y en la compañía de Bon Homme, al Sur de Dakota… sólo por citar algunos casos.
Gerardo Reyes dice que Magali Licolli de la organización Venceremos ha denunciado cómo la pollera Tyson, en Arkansas manipula la información para negar el brote de la covid:
“Además de negar el brote de la covid, ni siquiera tienen registro de trabajadores infectados porque no quieren tomar responsabilidad de los hechos. A ellos no les importa a los trabajadores sino la ganancia”.
Reyes Chávez retoma la plática del trabajo que hace la Coalición: “En la comunidad coordinamos con las compañías afines para implementar programa de comida justa; además le hacemos llegar cubrebocas, esto es muy importante porque se distribuye en lugares donde los trabajadores se reúnen para ir a trabajar. La Coalición recibió donaciones de personas y fundaciones que se dedican a gestionar recursos”.
La Coalición empezó en 1993 por un grupo de trabajadores. Se reunían cada semana en un cuarto que le prestó una iglesia local, ahí discutían la ruta que debían seguir para mejorar su comunidad, y la organización.
El activista nacido en Zacatecas agrega: “Las mujeres se organizaron en la reunión de los domingos, para diseñar plan de acción para contener la covid: propusieron confeccionar cubrebocas con las donaciones que recibieron compraron material y empezaron a trabajar en la elaboración de cubrebocas que ahora se distribuye a los jornaleros. Además, impulsaron la campaña anti covid para disminuir el radio de infección y no se saturen los hospitales. Sin embargo, navegamos contra la oposición de los departamentos de Salud del Condado de Collier y del estado de Florida, porque hacemos lo que ellos no quieren hacer”.
Una de las herramientas con que cuenta la Coalición es la radio Conciencia 107.7 de frecuencia modulada donde transmiten música y noticias bilingües. Durante la pandemia la radio fue el instrumento de difusión de medidas sanitarias.
“La radio nos ayuda informar a la gente, desde ahí coordinamos con grupos sociales y conseguido que se hagan más pruebas covid. Pero también nos sirve para que no nos dejen en el olvido. Porque las autoridades de este país quieren que seamos invisibles, sólo una vez han mencionado a los trabajadores de Immokalee y eso porque hicimos ruido con organizaciones y agente que enviaron cartas a buzones del gobierno del estado. Les mandamos cartas para pedirles que ya era tiempo de tener atención médica en Immokalee”, reclama Gerardo.
Agrega: “La información que tiene el departamento de Salud es muy limitada, el número de personas que salió positivo de covid en Immokalee, asciende más de 2 mil 60. En cuestión de fallecidos desconocemos el número. Tenemos que batallar para conseguir información sobre personas fallecidas. La lista que tenemos es muy limitada, porque no hay datos confiables. Porque no se cuenta a las personas fallecidas como de Immokalee, se cuentan como del condado. Otro factor es mueren en los hospitales de Naples u Orlando, porque acá no tenemos hospitales”.
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