Donald Trump lleva menos de un mes a la cabeza del país más influyente del mundo y ya ha causado tantos estragos que muchos creen que pasaron varios años. La última controversia fue provocada por una filtración de la Casa Blanca –desmentida por ambos gobiernos- sobre una amenaza de enviar tropas a México para combatir el narco. Pero los impactos de las decisiones del hombre que salió en Mi pobre Angelito II y la chick flick Sex and the City, y que el 20 de enero tomó protesta como el presidente número 45 de los Estados Unidos, aún no son medibles. El Triller apenas comienza
Estados Unidos cambió de rostro. Cuando Donald J. Trump ganó las elecciones sorprendió al mundo, la encuestas del New York Times y del Washington Post fallaron de una manera funesta. Ganó el hombre de farándula, el multimillonario que representaba al América menos incluyente, la más blanca y radical. Hoy cumple dos semanas como presidente y sus disparatadas propuestas –como abandonar el cuidado por el cambio climático y recortar recursos a la ciencia– toman fuerza.
“Estados Unidos está actuando como un país en decadencia, el consenso de pos guerra se acabó y ahora Trump le da un tono más agresivo, yo creo que es proporcional a la crisis que enfrenta Estados Unidos”, dice en entrevista el periodista e investigador de la universidad de Berkeley, Roberto Lovato.
“Tenemos que pensar en Trump como una emergencia a nivel global. Si Estados Unidos se convierte en un país directamente autoritario, siempre ha sido una amenaza a los países pobres y débiles en el mundo, pero así sería aún peor”, dice por su parte el director de Derechos Humanos de Global Exchange, Ted Lewis.
Sin experiencia política, el magnate neoyorquino y ex comediante, ha tensado las relaciones de Estados Unidos con viejos socios, como México, y congenia con rivales históricos como Rusia. Al Primer Ministro de Australia de plano le colgó el teléfono en una llamada oficial. El hombre, de 70 años, controla la maquinaria bélica con más presencia en el mundo y da rienda suelta a sus políticas en 140 caracteres en Twitter, donde confronta, anuncia recortes y sus movimientos.
Y mientras una parte de la población de su país ve con azoro a su nuevo mandatario, la otra ovaciona a un líder que promete “Hacer a América Grande Otra Vez”.
“Lo bonito con Donald Trump es que él deja bien claro, quién es él y qué representa Estados Unidos”, insiste Lovato.
Cambios y más cambios
Trump llegó a la Casa Blanca y mandó cambiar las cortinas azules por unas doradas; también mandó quitar un busto de Martin Luther King, luchador de los derechos civiles a favor de los afroamericanos. La primera orden ejecutiva que firmó el mandatario fue desmantelar “Obamacare”, un programa social instaurado por Barak Obama que brindó seguro médico a más de 15 millones de personas de sectores desprotegidos. Luego, decretó que el dinero de los norteamericanos no puede ser utilizado para financiar organizaciones no gubernamentales en el extranjero que apoyen el aborto. También hizo recortes en sectores científicos y declaró que no seguiría con el combate al cambio climático.
En el área de la economía también hizo cambios. Primero, el nuevo mandatario ordenó la salida de Estados Unidos del Acuerdo Transpacífico de Libre Comercio, un acuerdo comercial entre 12 países de 4 regiones del mundo. La salida de Estados Unidos, que aún no era aprobada, pone casi fin al ambicioso proyecto.
Luego, dio luz verde a los oleoductos de Dakota Access y Keystone, a pesar de que grupos ambientalistas e indígenas nativos de Dakota del Norte se opusieran al proyecto durante años y que Barack Obama lo había cancelado. Los oleoductos unirán líneas de combustible entre Estados Unidos Y Canadá.
El magnate ha criticado la ONU diciendo que es un lugar donde “la gente se reúne, platica, y se la pasa bien” y ahora prepara varios decretos para reducir la financiación de Naciones Unidas y retirar a Estados Unidos de tratados multilaterales, según informó el diario The New York Times. El borrador de uno de esos decretos, en poder del diario, establece la creación de una comisión para estudiar qué recortar y plantea una evaluación de las misiones de mantenimiento de paz, del Tribunal Internacional de La Haya —el principal órgano judicial de la ONU—, al Fondo de Población, que supervisa programas de salud materna y reproductiva, y la ayuda al desarrollo a países “que se oponen a políticas importantes de Estados Unidos”.
En esa misma línea, las relaciones con otros países se han tensado a golpe de tuit o con tan sólo una llamada oficial. La última controversia fue la filtración, desde la Casa Blanca, de información sobre la llamada que el 27 de enero sostuvieron Donald Trump y el presidente mexicano Enrique Peña Nieto, la cual, según la información filtrada, estuvo llena de tensiones y el mandatario estadounidense amagó con mandar militares a México. La información fue desmentida por los dos gobiernos.
El muro y el caos
El 25 de enero el multimillonario ordenó la planificación del muro que levantaría entre Estados Unidos y México, la insistencia en que México pagaría la construcción ocasionó movilizaciones y presión entre los mexicanos para que Enrique Peña Nieto cancelara su visita a la Oficina Oval en Washington. Pero la cancelación tardía y la lánguida postura de las autoridades mexicanas terminó de indignar a la población. Trump aseguró que México pagaría el muro como resultado de una negociación del Tratado de Libre Comercio.
Además, pidió acelerar las deportaciones de migrantes con situación irregular, también el Fiscal General mandó frenar recursos a las entidades que no ayuden a las autoridades migratorias de Estados Unidos.
Pero no sólo ha lanzado amenazas contra los migrantes mexicanos. A partir del 27 de enero las fronteras de Estados Unidos se cerraron para las personas originarias de Siria, Irak, Irán, Libia, Somalia, Sudán y Yemen.
A través de una Orden Ejecutiva, el presidente Trump prohibió la entrada a su país a personas que pudieran representar una amenaza terrorista, en específico: cualquiera que sea originario de esos siete países. Aproximadamente 210 millones de personas.
“Trump y su equipo van a buscar todos los métodos para poner un caos en el sistema de inmigración y bloquear el mayor número posible de aspirantes a ciudadanía. Están en un proceso de hacer más difícil el acceso de migrantes al país”, evalúa Ted Lewis.
“Podemos ver, desde la composición del equipo de Trump que hay unas intenciones racistas y muy oscuras detrás. No sabemos hasta qué punto van a intentar atrapar a migrantes, pero hay una necesidad de oponernos en cada momento, porque podrían llegar a hacer muchas cosas más allá”.
La orden que firmó el magnate no especifica a estas siete naciones, lo que, de acuerdo con el director de Global Exchange, podría traducirse en una ampliación posterior a una cantidad mayor de nacionalidades a los que se les prohibiría la entrada.
Según el decreto, la prohibición temporal servirá para reducir las cargas de trabajo de las agencias de seguridad que buscan identificar a cualquier persona que se puede infiltrar en territorio estadunidense con intenciones terroristas. También pretende imponer controles más estrictos para la emisión de visas en países que no proveen la información necesaria para identificar adecuadamente a los solicitantes.
La orden ejecutiva sobre seguridad pública al interior, que refuerza las medidas para buscar, identificar y capturar migrantes, firmada por Trump, dota de facultades de agente de migración a policías locales y estatales. Además, se suman 10 mil agentes de migración y otros 5 mil a la patrulla fronteriza.
Todo esto, desde la perspectiva de Lewis, tiene un fin: provocar confusión y miedo.
“Se benefician ellos (Trump y su equipo) en su cálculo político porque sembrar caos es su método –dice el activista– una sensación de amenaza y caos es lo que están buscando para imponer, más allá de la migración, una política autoritaria en todo el país”.
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