Donald Trump usó una caravana de migrantes para desplegar a la guardia Nacional en la frontera con México. A pesar de arremeter contra ella y de instar al gobierno mexicano a detenerla, el paso de los migrantes sigue rumbo al norte.
CIUDAD DE MÉXICO.- A pesar de desatar un escándalo entre Estados Unidos y México, la caravana de migrantes que desde marzo cruza el país llegará a la frontera. En su camino enfureció al presidente de la nación del norte, Donald Trump, y sirvió como pretexto para desplegar a la Guardia Nacional en la frontera.
En su más reciente parada, en la Ciudad de México, sus representantes se reunieron con autoridades del gobierno como el Instituto Nacional de Migración, la Secretaría de Gobernación, la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados y con representantes del Senado para pedir se respeten los derechos de las personas migrantes.
El grupo, que originalmente integraban más de mil 500 migrantes, salió de Tapachula, Chiapas, y ha atravesado los estados de Oaxaca y Puebla hasta llegar a la capital del país. Sin embargo, sus líneas han menguado a la mitad.
Cada año, cerca de la semana santa, caravanas como estas se organizan en el sur del país para conmemorar el viacrucis católico y aliviar el paso de miles de migrantes por territorio mexicano.
En los siguientes días, el movimiento, organizado por Pueblo Sin Fronteras, espera realizar una manifestación en frente de la embajada de Estados Unidos y entregar un pliego petitorio en las oficinas de las Naciones Unidas para después continuar su camino hacia la frontera norte, sin embargo, no saben cuál será su siguiente destino.
Entre sus integrantes hay de todo, entre quienes pretenden llegar a la frontera, quienes tienen familia esperando en Tijuana o quienes buscan una visa humanitaria.
“Hay un grupo muy vulnerable de 70 u 80 personas, mujeres y niños, a los que el gobierno no quiso darle las visas y están solos. Venían con nosotros algunos que ya metieron papeles, pero hay otros que los dejaron a medias. Nosotros como Pueblo Sin Fronteras, no dejamos a nadie”, dice Irineo.
Una caravana desbandada
La caravana ganó notoriedad porque la semana pasada, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump logró que se firmara el despliegue de la Guardia Nacional para proteger la frontera con México. Todo empezó en unos breves mensajes publicados en Twitter. En ellos, aseguró que la caravana debía de ser detenidas antes de que llegaran a Estados Unidos; y dijo que el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, estaba en riesgo por su culpa.
The big Caravan of People from Honduras, now coming across Mexico and heading to our “Weak Laws” Border, had better be stopped before it gets there. Cash cow NAFTA is in play, as is foreign aid to Honduras and the countries that allow this to happen. Congress MUST ACT NOW!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) 3 de abril de 2018
Con ello, Trump presionó al gobierno mexicano a tomar acciones que acabarían por desbandar la caravana, pues un día después de los tuits, representantes del gobierno ya estaban tramitando oficios de salida y visas humanitarias para algunos de los integrantes de la caravana.
Al respecto, la Secretaría de Gobernación y el Instituto Nacional de Migración lanzaron un comunicado en el que aseguraban que la política migratoria de México “no está sujeta a presiones”.
De acuerdo con Irineo Mujica, la entrega de permisos hizo que la caravana se separara: “Nosotros intentamos tomarlos por seguridad, porque la caravana ya era demasiado grande, para que se empezara a desfasar. Y surtió efecto, muchos se han ido, para nosotros no es ideal un número tan grande”.
Los oficios de salida y los trámites de visa evitan que los migrantes sin documentos sean deportados. De esa manera, pueden cruzar el país libremente.
Desde hace varios años caravanas como estas han aliviado el paso de los migrantes por México, pues en los últimos años se han recrudecido las detenciones migratorias. Eso sin contar las vejaciones y las extorsiones del crimen organizado, así como de algunas corporaciones policiales.
En guardia por los votos
El motivo de Trump, de acuerdo con Leticia Calderón Chelius, investigadora del Instituto Mora y especialista en migración, es obtener la atención de los votantes estadunidense.
“Trump usó a la caravana para mandar al ejército a la frontera y ponerse en el ojo de la base electoral estadunidense”, asegura.
O por lo menos, de su base electoral blanca, de derecha y xenófoba. Leticia calcula que ese sector podría representar un apoyo de entre el 32 y el 38 por ciento del electorado estadunidense.
“Él (Trump) lo que hace es seguir mandando el perfil de mensajes que le han funcionado: uno es agarrar a México y el otro es la idea de defender la frontera ante el Enemigo”.
Desde luego que Trump necesita poner el foco en la frontera, después de todo, una de sus grandes promesas de campaña fue la construcción de un muro fronterizo, misma que no ha podido cumplir.
“Hasta que podamos tener un muro y seguridad adecuada, resguardaremos nuestra frontera con los militares. Ese es un gran paso. En realidad, no hemos hecho eso antes, o ciertamente, no mucho”, aseguró en un mensaje que emitió al respecto.
Sin embargo, esta no sería la primera vez que ese cuerpo armado ocupa la frontera en las últimas dos décadas. En 2006 George W. Bush mandó 6 mil soldados para realzar operaciones contra el terrorismo; mientras que en 2010 Barack Obama desplegó otros mil 500 para detener el tráfico de drogas.
Así, la orden que manda a 4 mil activos militares a guardar la frontera ya fue firmada por el secretario de defensa de ese país, James Mattis. En ella se establece que sus tareas se limitarán a dar apoyo a los agentes migratorios del Departamento de Seguridad Nacional y bajo ningún motivo podrán sostener algún tipo de interacción con inmigrantes.
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