Un juez federal en el estado de Virginia cesó la deportación del activista mexicano Melesio (Mele) Morales, misma que estaba programada para este domingo 8 de julio. La orden llegó una hora antes de que el defensor de los derechos de los migrantes emprendiera el viaje del estado de Washington al municipio mexicano de El Marqués, Querétaro, de donde es originario.

En entrevista telefónica, Mele dijo que la corte federal ordenó el cese de la deportación en su contra: “La verdad estaba preparado para dejar este país, de hecho desde ayer empecé a empacar mis cosas para emprender el viaje, pero ocurrió esto, para mí es un milagro, porque ya habíamos agotado los argumentos”.

Mele tenía contemplado viajar a México con su esposa e hijos, en una camioneta cargada de herramientas; los restos de la pequeña empresa de contrucción que montó después de años de trabajo al norte de Seattle.

“En este momento tengo mi ven con todas las cosas que me iba a llevar para México, hoy tenía que haber salido ya, pero mi abogada me llamó para decirme que disfrute mi fin de semana porque la corte federal suspendió mi deportación” dijo Mele con voz entrecortada.

La emoción que invadió al activista: “Estoy feliz, la verdad, porque no quería exponer a mis hijos en ese viaje, sabiendo de lo peligroso que es la carretera de México. Me hizo vivir en una depresión bastante fuerte, en la última semana ya ni comía, por la desesperación de saber que ya nada se podía hacer, sin embargo ocurre esto de la Corte, me hizo revivir”.

Mele nació en El Marqués, Querétaro, en 1985. Ahí vivió hasta los 14 años cuando decidió emigrar a Estados Unidos. Para llegar a Washington tuvo que cruzar la frontera; y luego el desierto para llegar con su tía. Una vez que se instaló con sus familiares empezó a trabajar, y con los ahorros que juntó trabajando en la construcción, pudo montar su propia empresa.

Después de acudir a la cita con el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por su sigla en inglés) dijo que su único pecado fue haber escapado de morir de hambre en su país: “El único crimen que cometí aquí, es cruzar la frontera para no morir de hambre en México”.

Además de ser migrante y empresario, Mele está involucrado con varias organizaciones de activistas que defienden los derechos de los migrantes en el norte de Washington.

Su lucha empezó en 2011, cuando estuvo detenido en un centro de detención de Tacoma, al sur de Seattle. Ahí apoyó a sus compañeros, con quienes organizó una huelga de hambre en contra de malos tratos y explotación laboral.

El activismo lo combinaba con su labor empresarial, lo cual implicaba pagar impuestos, no fue suficiente para que ICE lo dejara en paz; al contrario, lo han citado en muchas ocasiones. La primera, estuvo detenido en el centro de detención de Tacoma; luego, tuvo que andar con un dispositivo de localización satelital amarrado al tobillo por cuatro meses. Desde entonces, aprendió a mentalizarse: podía ser detenido y deportado en cualquier cita con el “hielo”, como también llaman a ICE.

Siempre que citaban a Mele a comparecer ante ICE, iba acompañado de su abogado quien no le resolvía nada, hasta que escuchó la recomendación de Maru Mora, otra conocida Activista de la región, quien en reiteradas ocasiones le pidió que cambiara a su representante legal para agilizar su solicitud de residencia.

“Gracias a Maru que me recomendó esta magnífica abogada, ahora vuelvo a creer en los abogados, porque ella hizo un excelente trabajo, qué te puedo decir. Ya estaba juntando la basura para salir a México cuando recibí esta noticia. Casi me desmayo de tanta emoción”.

Ahora que Mele recobra su libertad y su estancia en Washington así como la pequeña empresa que montó hace diez años y  que por un momento estuvo al borde de la quiebra por sus constantes detenciones, ahora brillan nuevas esperanza: “Lo primero que voy hacer ahora es invertir de nuevo en mi empresa, porque las vueltas en el ICE me desgastaron demasiado, a pesar de que empleamos a cinco personas más”.