Caravana de Madres. Día 2. Un nuevo nombre a la lista


diciembre 2, 2015

Texto y fotos: Ximena Natera Tenosique, Tabasco (1 de diciembre de 2015).- Los 40 padres que integran la Caravana se amontonan contra una pequeña reja y alzan las fotos con los rostros de sus hijos desaparecidos sobre sus cabezas. Del […]

Por: Ximena Natera

Caravana de Madres. Día 2. Un nuevo nombre a la lista

Texto y fotos: Ximena Natera Tenosique, Tabasco (1 de diciembre de 2015).- Los 40 padres que integran la Caravana se amontonan contra una pequeña reja y alzan las fotos con los rostros de sus hijos desaparecidos sobre sus cabezas. Del […]

Por: Ximena Natera

Texto y fotos: Ximena Natera

Tenosique, Tabasco (1 de diciembre de 2015).- Los 40 padres que integran la Caravana se amontonan contra una pequeña reja y alzan las fotos con los rostros de sus hijos desaparecidos sobre sus cabezas. Del otro lado de los barrotes, 8 hombres –5 hondureños y 3 guatemaltecos–, se turnan para acercarse a los visitantes e intentan identificar algo, o a alguien, entre más de 200 imágenes que les muestran.

No hay resultado. Tres policías ordenan a las madres formar una sola fila. La línea avanza después de empujones y exclamaciones de desesperación. Cada madre –y dos padres que vienen en la caravana– obtienen apenas un par de segundos para preguntar directamente por sus hijos. Luego deben volverse a formar en la fila y preguntar de nuevo.

Una de ellas, originaria de El Salvador, se aleja del grupo. “No me formo, no tiene caso” dice. Es la primera vez que viene a México con la caravana y para ella, estos encuentros en los penales significan esperanza pues en las caravanas anteriores, varios migrantes desaparecidos han sido encontrados en las cárceles. “Se que si no me ha hablado, es porque está preso”, piensa la mujer.

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A diferencia de años anteriores, en los que a los integrantes de la caravana se les permitía ver a todos los internos para buscar pistas de sus familiares, en esta ocasión, las autoridades del Cereso de Tenosique sólo permiten asistir al encuentro con las madres a los 8 centroamericanos recluidos en el penal.

De los 40 minutos que dura la reunión no surge una sola pista, nigún indicio que ayude en las investigaciones.

Pero no todo es en vano. Este día se agrega un nombre a la lista de los activistas que apoyan el reencuentro de las familias: Salomón V. Es un guatemalteco de 22 años, recluido aquí desde hace 2. El joven no ha hablado con su familia en 6 años, desde que cruzó la frontera. Ahora, acepta que una de las voluntarias se comunique a Guatemala para avisar a sus familiares de su proceso.

Luego del encuentro, las madres vuelven a colgarse las caras de sus hijos al cuello. Con la cabeza gacha y casi en silencio regresan al autobús. Los activistas que las acompañan aseguran que algunas de las visitas a otras cárceles serán más accesibles.

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En las cárceles mexicanas hay, al menos, mil 219 centroamericanos detenidos, según el informe Migrantes en prisión, la incriminación en México, presentado este año por el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro.

La mayoría son hombres de entre 18 y 35 años, que forman parte de una generación ahuyentada de sus países por la violencia. Una quinta parte de los migrantes recluidos están en cárceles federales y enfrentan delitos de delincuencia organizada; los demás está en cárceles estatales por delitos del fuero común. Pero según el Centro Pro, en muchos de estos casos las acusaciones no son sólidas y las detenciones se han realizado violando el debido proceso. Purgan condenas sin ningún tipo de ayuda de sus consulados y muchas veces sin poder comunicarse con sus familiares.

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Las actividades del segundo día de la Caravana de Madres de Migrantes Desaparecidos comienzan en el Cereso de Tenosique y terminan unos 80 kilómetros al norte, en el centro de Palenque, Chiapas, el estado que concentra la mitad de los migrantes presos en el país.

Miembros de la comunidad leen en voz alta testimonios de migrantes que han sido víctimas de las autoridades. La tarde se apaga en medio del catálogo de abusos: “El policía nos detuvo en la carretera, me apartó del grupo. Tocó mis pechos mientras se burlaba de mi (… ) Federales me pidieron dinero para no entregarme a migración, di todo y luego me golpearon (…) Corrí cuando los vi pero me alcanzaron y dispararon con la pistola de toques, caí al suelo. Me golpearon, me insultaron”.

Este miércoles, las madres seguirán su recorrido e intentarán ser escuchadas por las autoridades estatales. Hasta ahora, nadie ha confirmado que serán recibidas.



Ximena Natera

Soy aspirante a la buena imagen, a la buena crónica, a la buena historia, soy aspirante al buen periodismo. Las historias de horror, miedo e injusticia que vimos y escuchamos a lo largo del camino me dejaron un hoyo en el estómago, la única manera que encuentro para cerrarlo es compartir estas mismas historias una y otra vez, con la esperanza de que la indignación se propague y, como dice el periodista Oscar Martínez, contribuya a iluminar poco a poco las esquinas oscuras.